En 1971 existía el “Cine Madrid”, sito en la calle Doctor Dávila. Se trataba de un salón no muy grande, y únicamente para el invierno. Esta empresa (por así llamarla) también poseía un salón para el cine en verano, ubicado en la calle Real, pero en el año que nos ocupa ya no funcionaba. Y éste concretamente se cerró en 1972 ó 1973, quedando sólo dos cines en el pueblo. Más bien uno y medio, pues uno sólo abría en verano.
Éste se trata del “Cine San Francisco”, emplazado en una bocacalle de la calle Convento, que a la postre se llamó calle San Francisco. Este salón era sólo para el verano, con duras sillas de madera y suelo de chinos negros, incómodos para andar sobre ellos, pero más fresco que si fuese hormigón. En contrapartida, por los laterales del salón había jazmines, damas de noche y otras plantas diversas de relajantes olores que conformaban el ambiente y frescura idóneos para disfrutar de una película en las calurosas noches veraniegas. Dada su situación geográfica, este cine fue bautizado popularmente como el cine de arriba.